Especial/El Rayo
La verdadera historia de Blancanieves está basada en una princesa alemana del siglo XVIII, su nombre era María Sofía Margarita Catalina Von Erthal.
María Sofía nació en el año 1729 en Lohr Alemania, estaba parcialmente ciega debido a la viruela, enfermedad que sufrió cuando era apenas una niña. Con solo 12 años en 1741, su madre falleció y dos años después de esta pérdida, su padre, el príncipe Philipp Christoph von Erthal volvió a casarse con Claudia Elisabeth María von Venningen, condesa imperial de Reichenstein, la cual se convirtió en la “cruel” madrastra de María.
Aunque no hay suficientes argumentos para asegurar que era una mujer perversa, se dice que la pequeña María Sofía sufrió de maltrato y humillación por parte de su madrasta, la que privilegiaba a los dos hijos de su primer matrimonio.
La familia de Philipp Christoph von Erthal se asentaba en el poblado de Lohr, cerca de Frankfurt, zona famosa, aún hoy día, por la manufactura de espléndidos espejos y cristales.
La condesa Claudia Elisabeth poseía un espejo de magnífica terminación, era un «espejo parlante», llamado así porque producía un efecto de eco cuando se hablaba delante de él, esta pieza se conserva a día de hoy en el castillo propiedad de la familia.
Se cuenta que pasaba horas frente al espejo deleitándose de su figura y hasta que le hablaba disfrutando del eco que le regresaba. Aquí está seguramente la base del famoso espejo parlante.
Por su parte María Sofía era muy querida por la gente del pueblo y casi siempre estaba rodeada de personas humildes, sobre todo las que trabajaban en las minas de la región. Estas minas construidas en un terreno blando tenían que ser muy estrechas para evitar derrumbes, ello requerían del trabajo de personas pequeñas e incluso niños.
En la vida real, y para protegerse de la humedad y el polvo, los mineros usaban gorras y largos abrigos. Y sí, así mismo como vestían los siete enanos del cuento.
La bella María Sofía murió muy joven, no rebasaba apenas los 21 años, pero no ocurrió debido a una manzana envenenada, de hecho, no se tiene clara la causa. Se sabe que contrajo una rara enfermedad que la obligó a pasar en cama largos periodos de tiempo, los niños y los mineros se acercaban a la casa ataviados con sus típicas vestiduras e intentaban ver de lejos a su preciada amiga.
Evidentemente cuando murió tampoco estaba dentro de un ataúd de cristal; pero hasta aquí hay verdad tras la leyenda, se dice que a su muerte la condesa no permitió acercarse a su funeral a los humildes amigos de María Sofía, mas sin embargo cuando parte el cortejo en carruaje descubierto, de forma espontánea los trabajadores de la ciudad se acercaban al féretro y pegaban con resinas pequeños pedacitos de cristal en prueba de amistad y cariño.
Al llegar al lugar de su sepultura final todo el ataúd estaba cubierto por ellos.
Los hermanos Grimm, pusieron el resto, a mi parecer su mayor mérito es haber hecho mundialmente famosa a la bella María Sofía con el nombre de «Blancanieves».
Fabi Visconti/En la foto la verdadera María Sofía Margarita Catalina Von Erthal.