Angelina Ortega, “costurera” por un día del gobernador Martínez de la Vega

Nota y fotos Roberto Gutiérrez/El Rayo

 

*Precursora de las mujeres que empezaron a trabajar en la Zona Industrial

*Su sueño: que Pozos sea municipio, con la ZI; esas tierras eran de Pozos

 

Angelina es una mujer ejemplar que rompió las barreras de su tiempo para ir a trabajar a la Zona Industrial y en incorporarse el trabajo de esa zona fabril, cuando nadie quería ir, o porque no las dejaban sus papás o maridos. Hoy después de 60 años, no esconde su sueño de décadas de que Villa de Pozos, vuelva a ser municipio.

Aquí en Pozos, no hay nada y eso que sabemos que recaudan 200 millones y no hay calles arregladas, ni nada, todo se lo llevan a la capital, “Aunque nos regresen mocho, tenemos esperanza de mejorar”, pero advierte debe ser con la Zona Industrial incluida. No olvidamos que todas esas tierras, donde están las fabricas, eran de gente de aquí de Pozos y se las quitaron.

 

Angelina Ortega se hizo famosa

 

Se hizo famosa porque un día remendó un saco del entonces gobernador del Estado, el periodista Francisco Martínez de la Vega, a quien se le rompió el traje en una gira por Ciudad Valles.

“El era un gobernador de los de antes, que por su austeridad, antes de comprarse otro, prefirió mandarlo arreglar. “Y yo fui la elegida”. Hoy los gobernadores y alcaldes, usan trajes de los más finos comprados en incluso en el extranjero, pero pagados con los impuestos. “¿Cuando va a mandar a arreglar uno… Nunca?”. (rie).

 

Oficio mágico de la costura

 

Angelina, mujer de 80 años, de mirada dulce, con paso lento, pero firme recuerda moviendo sus manos, que se inició en el oficio mágico de la costura, en el taller de la iglesia de Villa de Pozos, que instaló el padre Marcelino Escobedo en los años 60s, quien les llevaba trabajo de la entonces España Industrial, donde se elaboraban los famosos casimires, reconocidos a nivel mundial.

El trabajo que en Pozos, se hacía era único. Un remallado manual para arreglar las telas de los casimires, que luego se exportaban a todo el mundo. Aquí aprendimos todas. “Era un trabajo artesanal”.

“El padre Marcelino instaló un taller en el Curato de la Iglesia de Villa de Pozos y nos llevaba trabajo, yo muy joven” entonces, ahí me enseñé, para aprender nos llevaron una maestra con la que conocimos todo lo referente a costura y a mi me gustaba, era mi pasión”.

 

(Ñanguito) (Paco Valiente)

 

Ella no sabe hacer mejor cosa,

que tejer y coser. Su don. Es

prodigiosa.

 

Ella vende sus

sueños al anochecer haciendo

diseños, sin anestesia ni padecer.

 

Su Silencio y su labor el esfuerzo

de día, a día, lo realiza con amor

para llevar el pan, de cada día.

 

Ella solo sabe luchar, la crisis no

la derrota, de sol, a sol, de gota a gota.

 

Ella es madre y padre a la vez,

para ella el mundo es plano,

porque hasta hoy el día a su vejez.

 

Solo espera que sus nueve hijos

reconozcan su esfuerzo alguna vez.

 

Un día vino un señor que se llamaba David, que traía a Pozos los desayunos escolares, preguntando que donde podían remallarle un saco al gobernador Francisco Martínez de la Vega, pues ya había trascendido que ahí estaba un taller de la España Industrial, pero como en Pozos estábamos como dicen “bien tapados”, nadie lo atendió, hasta que el padre lo llevó taller y me pidió a mi que arreglara el saco.

 

Nos dijo que el gobernador andaba para Ciudad Valles y con algo se le atoró y se le rompió. Lo remalle y ya regresaron por el. El saco estaba dañado de la espalda. Luego mandaron preguntar con la diputada Diana Torres, que fue la primera mujer diputada federal por San Luis Potosí, quien lo había remallado y ya le dijeron que yo. Entonces me preguntó. ¿Te gustaría trabajar en la Zona Industrial? le dije que si y me pidió que fuera a verla a su oficina, en San Luis.

 

Cuando fui Diana Torres me abrazó y dijo: felicidades Evangelina ya te vas a ir a trabajar, ya te tengo el trabajo ya entras hoy, solo que por alguna cosa que no vengas preparada, mañana ahí te arreglas en la fabrica de Encajes Mexicanos, me dio una tarjeta y me dijo buscas al señor López. y se la entregas y le dices que vas de parte mía.

 

 

 

Nunca les pagaron tierras de la ZI

 

 

Diana ya conocía a mi papá, dice Angelina. Las fechas y las cosas se agolpan en su mente, pero recuerda, emocionada “Antes la Zona Industrial era de Villa de Pozos, y luego nos la quitaron”. Esto pese a que las milpas donde se construyó, nunca se las pagaron a los ejidatarios ni a los campesinos, solo nos dijeron “que era una expropiación”.

 

Esa expropiación incluía el terreno por donde ahora pasa la carretera 57, que no existía. Nadie nos pagó esas tierras de nuestros abuelos, nos las quitó el gobierno y ese despojo aun perdura, pues nos dejaron sin nada y “nadie nos defendió”.

 

Su papá se entera

 

Mi papá me llevó a ver a Dianita, pero cuando supo para que me quería ver, se enojó mucho. Le dije papá, me invitan a trabajar a la España Industrial. Mi papá me dijo “No vas”, tu no mandas. “Ese día yo pensé que mi papá me iba a dejar ahí en San Luis, el traía su carrito y me esperaba afuera”. Le contesté: No papá, yo no mando, “pero si voy a ir” y me fui a trabajar, contra su voluntad.

Ese mismo día fui a Encajes Mexicanos de la Zona Industrial a llevar la tarjeta que me dio la diputada, mi papá iba bien enojado, “si aquí me deja me regreso en camión”. Entregue la tarjeta a un señor que parecía que me conocía. Me dijo Evangelina aquí tu eres muy famosa”. Dijo preséntate mañana a las 8. Mi papá y yo nos regresamos a casa, pero ese día ya ni comió. Ahí me quedé trabajando 30 años, desde que empezó, hasta que Cerró Encajes Mexicanos.

 

En ese tiempo no había camiones que saliera de Pozos, por lo que me iba caminando hasta la carretera y ahí lo esperaba. Luego me compré una bicicleta y me iba en ella. Era muy feliz, confiesa Angelina, con una sonrisa de niña.

 

Murió su papá y se hizo cargo de su familia

 

Su futuro estaba escrito; con el tiempo su papá que padecía diabetes murió y ella se hizo cargo de su mamá, de 9 sus hermanos y de su familia.

Nunca se casó pues dice. “Dios manda el trabajo de cada quien, y el mío fue ayudar”. Y doy gracias a Dios por todo lo que me ha dado, ser feliz, lo principal.

Hoy a sus 80 años, atiende una dulcería en la plaza principal de Villa de Pozos. Este negocio se la abrimos a mi hermana, que su esposo ya no estaba con ella y la dejó con familia, ahora yo me hago cargo de ella.

Nosotros desde que yo recuerdo siempre hemos vivido en Villa de Pozos, en ese tiempo estaba muy abandonado, no había nada y la gente estaba muy amolada, por eso cuando se abrió la Zona Industrial, renació la esperanza de que hubiera trabajo para muchos.

 

Cierra Encajes Mexicanos

 

En Encajes Mexicanos después, murió el mero patrón que era de la Ciudad de México y empezaron a trabajar los hijos, pero no pues, ni sabían nada, puras borracheras y echaron el negocio para abajo, los empleados de aquí se robaron las maquinas. Incluso aquí en las casas del Mesón, hay una de esas. Se acabó Encajes Mexicanos.

Yo me jubilé por el Seguro Social y me dedique a la tienda. Cuando mi papá murió yo tenía dos años trabajando y no había quien le ayudara, yo ganaba muy buen salario. Nos quedó la más chica de mis hermanas, le dije a mi mamá que yo me haría responsable de los gastos de la casa.

 

 

El cacique de Pozos

Nosotros siempre hemos vivido aquí en Villa de Pozos, desde mis abuelitos y bisabuelitos, el jardín principal que ve usted aquí enfrente, lo cuidaba el señor Margarito Duarte estaba al frente de la Delegación y platicaban de él muchas historias. Una vez la Revista Proceso publicó un reportaje y ahí le decían el cacique de Villa de Pozos. El trabajaba de parte de Gonzalo N: Santos que fue cuando quitaron el municipio Margarito tiene una hermana aun aquí en Pozos, pero ya está muy grande y ellos no quieren hablar nada de Don Margarito. “Yo pienso que si, el si mandaba aquí, pues sus hijos hacían lo que querían. En ese tiempo Pozos era pura agricultura.

Por ahí había un señor que era alfarero, bueno eran dos, vivían en los arquitos, donde ahora esta la fonda, aquí frente al jardín, que ya murieron y solo quedó la esposa y un hijo de él.

Margarito sembró plátano en flor y una que parece gladiola, lo que dividía el jardín en los cuatro cuarteles, ahí se empezó a ver mejor el jardín hasta que llegó Eduardo Castañón quien levantó la Delegación y puso hasta los límites de Pozos.

 

Pozos no lo van a regresar completo

 

Aquí en La Villa hay personas que tienen los papeles de hasta donde llegaba el territorio de lo que fue el municipio. Luego supimos que Pozos nunca ha dejado de ser municipio y que las participaciones siguieron llegando en ese tiempo.

“Empero vea Usted como estamos, ni calles arregladas ni nada, eso es algo que ha faltado siempre en Pozos”. Queremos que nos regresen como municipio aunque sea “mocho”, pero tenemos esperanza de recuperar lo que por derecho nos corresponde.

Las tierras de la Zona Industrial eran de aquí de Pozos, no son de La Pila, esa que hicieron Delegación por cuestiones políticas. Ahora en Pozos vive mucha gente que llegó de fuera, pero las casas están carísimas.

En la Zona Industrial me pagan bien, aguinaldo, vacaciones y caja de ahorros, con ese dinero case a mi hermano con mariachis y toda la cosa, que en paz descanse y su viuda, vive aquí conmigo. A todos mis hermanos yo les di a todos, primaria, secundaria y prepa. Fueron 12, aunque murieron tres. Yo nunca me case, por ayudar a mi papá. “Matrimonio y mortaja del cielo baja”.

 

Un pueblo de tradiciones

 

Villa de Pozos antes no era tan peligroso, como ahora. La gente dejaba sus bicicletas en los mezquites y salían de trabajar y regresaban y ahí las hallaban. Hoy hay otras personas que vienen de otros lados con otras costumbres y mientras Pozos siga creciendo así seguirá, antes era puro monte.

Nosotros siempre apoyamos nuestras tradiciones, por ejemplo en el recorrido de Los Cristos, en Semana Santa lo hacía mi hermano, ahora son sus hijos, y así, va a continuar. Es desde poner el altar y sacarlo a la Procesión.

 

Los túneles

 

Así como está lleno de tradiciones, también lo está en historias, por ejemplo lo de los túneles. Hay un niño que se le perdía al papá, cuando lo regañaban se metía a un pozo, le dicen “Los castillos” a la zona, antes era un rancho ahí cerca de esas casas hay un pozo profundo, en ese lugar había una lumbrera ahí se metía el niño. Un día lo siguieron los de la familia hasta adentro y dicen que eran unos túneles grandísimos, que llegan hasta Cerro de San Pedro, por donde entraban las volantas con el oro y la plata, túneles que van a salir hasta el templo de San José.

Nuestra historia es rica en trabajo contribuciones, pero no tenemos nada de obras, todo el dinero que aquí se genera, se lo llevan, tan solo del predial son millones, más las participaciones. Ahora nos dicen que quieren poner un alcalde de Soledad. Nosotros queremos que sea un ciudadano de Villa de Pozos, aquí hay gente honrada quiere a su pueblo.