El ocaso de un Gigante de la Cultura

Por *Roberto Gutiérrez/El Rayo/Fotos Redes

 

*Se cae a pedazos el IPBA “el motor activo del arte que nos da identidad”

 

 

Fundado en 1955, por el INBA y el gobierno de San Luis Potosí, para la enseñanza y difusión de las artes, en la entidad, el Instituto Potosino de Bellas Artes (IPBA), se apaga poco a poco, artistas, maestros y alumnos acusan a los ex directores Laura Elena Gonzales de Delgadillo, Martha Ocaña, Juan José Campos Loredo y primordialmente al actual director Marco Villa.

16 años después de su aparición en el espectro local y de andar del tingo al tango en espacios reducidos y pagando renta, en 1971, junto con su impulsor el profesor Raúl Gamboa Cantón, el gobernador Antonio Rocha Cordero, de noble memoria para los potosinos, mandó construir el actual edificio, conjugando las culturas precolombinas y la arquitectura contemporánea, frente a la Alameda Juan Sarabia, donde ahora sobrevive.

Para quienes lo vieron crecer, estudiaron ahí, imparten clases, o llevan a sus hijos a aprender, ven atónitos como quedaron en el pasado, las aulas llenas de estudiantes que venían a preparase de los principales municipios del Estado, incluso de diversas ciudades del país, como Aguascalientes, Baja California, Ciudad de México, Querétaro, Zacatecas etcétera y del extranjero disputándose un lugar.

También como no se volvieron a impartir los cursos de calidad, con exponentes del arte a nivel nacional, ni como hay tampoco los alumnos destacados que obtenían reconocimientos nacionales en artes plásticas, danza, música, etcétera.

“No es que no haya la vocación por el arte, ni que por la pandemia haya iniciado esa debacle en la que ahora se encuentre el Instituto. ¡Hay motivos más fuertes! Aseguran.

 

Perdió el esplendor

 

El IPBA uno de los primeros a nivel nacional en su tipo, era una institución que ganaba premios y reconocimientos, en pintura, escultura, danza y hoy solo es un ente burocrático, con más personal administrativo que alumnos, en el que su esplendor es cosa del pasado.

Trabajo de años, que inició el maestro Gamboa Cantón y la maestra Lila López con una plantilla de maestros, que no buscaban lucrar, ni obtener puestos administrativos, por un salario oneroso, sino enseñar y formar a los creadores y que hoy observamos como cae poco a poco, o ya de plano se perdió.

No se promueve la educación en el arte en la pintura, en la música, en el dibujo, el baile y en las múltiples manifestaciones de la cultura universal a los hombres y mujeres del mañana. Ni mucho menos se busca regresar a los potosinos de todas las edades a estos espacios de cultura. Hoy todo eso a ha desparecido, principalmente por la llegada de una burocracia, que cobra altos salarios sin hacer nada. Denuncian.

 

Llegaron directores recomendados

 

 

Las relaciones de alto nivel que tenía y promovía, así como su perseverancia y amor por el arte del profesor Raúl Gamboa, permitían eventos como la Expo de la Plástica Potosina en galerías de la Ciudad de México, como la Guadalupe Posadas y Tierra Adentro de la Zona Rosa, o en el propio Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), hoy nada de eso existe hoy, se perdió.

“En esta crisis que pasa el Instituto mucho han tenido que ver los directores del IPBA, que han llegado por amiguismo, recomendación o compadrazgo, y a que no les interesa el arte, ni la cultura, solo vienen a cobrar”.

Un ejemplo son la gran cantidad de “coordinadores” de área que han nombrado en el IPBA, lesionando las finanzas del Instituto, presupuesto que debería dirigirse a fortalecerlo a promoverlo a difundir lo que hace y traer más y nuevos alumnos. Pero eso a nadie le interesa.

Hoy los directores son solo figuras decorativas, e incluso tratan muy mal a los maestros. Y En los últimos 20 años, nunca promovieron aumentos decorosos. Un maestro gana por ejemplo 3.500 pesos a la quincena, mientras un coordinador que no hace nada, se lleva hasta 18,000 pesos mensuales “y lo peor, es que no saben de arte, ni de cultura, ni literatura, fotografía, ni de nada”, solo entraron por recomendaciones.

 

Profesor Gamba se volvería a morir

 

“Hoy los trabajadores somos de quinta categoría” y toda la gente que ha invadido el Instituto, la burocracia de élite, son los que se benefician del presupuesto. “Cuando estaba de titular el profesor Raúl Gamboa, había solo 3 o 4 trabajadores administrativos, hoy llenan las oficinas, vienen se sientan a la computadora, o nadie los ve y se van. “Si los viera el maestro Gamboa, se volvería a morir.

“La Oficialía Mayor de Gobierno del Estado debería hacer una auditoría para que se entreguen cuentas”.

Aquí llegamos a tener hasta 1,500 alumnos, hoy no llegan ni a 500, los salones están vacíos. Cierto hubo una afectación por la pandemia, empero de eso ha ya hace dos años y el Instituto va cada ves, más para abajo.

Es cierto se ha perdido vocación, muchos jóvenes se inscriben y ya no vienen, otros ni entran, pues cerraron las puertas del IPBA y ya nadie entra. “Sabe a que le tendrán miedo”.

Muchos jóvenes y niños se han refugiado en las redes sociales, en los teléfonos, por eso hay mucho que hacer, para que regresen a las aulas, de la cultura, de la música, del de las artes plásticas, de la danza, etcétera, dejarlos así, como si nada pasara y eso nos hará perder identidad.

 

 

Deben abrir las puertas

 

“Llegamos a tener en alumnos de hasta 80 años, pero también ingenieros, maestros, médicos, etcétera”. Es obvio que falta promoción y abrir las puertas, que vengan los niños, los jóvenes, las personas de la tercera edad, porque la cultura es muy amplia y hay lugar para todos”. Para eso necesitamos buenos directores, que amen el arte y como el maestro que llevó a la creación de este “gigante” de la cultura potosina, no se deje caer a pedazos, pues de eso depende heredar lo que somos y a todos nos debe importar ese futuro. No hacerlo generará un reclamo de las generaciones posteriores, los que vienen y están en camino de ser los nuevos artistas, pintores, músicos, danzantes, literatos, etcétera, para recuperar este espacio que nos heredaron nuestros mayores y que hoy. Hoy está muerto.