Roberto Gutiérrez/El Rayo/Fotos Redes
*Su «Guerra» interna es pleito entre élites; el futuro elecciones primarias
El enfrentamiento entre priístas, hay que aclararlo, es entre grupos de elite, no entre la militancia, esa en el PRI, siempre fue relegada, no solo de los puestos claves, sino de los cargos de elección popular, por lo que generaciones enteras se perdieron, con esa práctica.
Ese partido del que hablan hoy, los analistas políticos y medios de comunicación, de que está en riesgo de desaparecer, es una predicción lejana, pues a nadie le conviene, ni al gobierno, que lo necesita para legitimarse.
En el PRI, igual a como hoy ya ocurre con Morena, pese a su corta existencia, le quitaron la escalera del ascenso social, para subir a recomendados, queridas, amantes, esposas, amigos, hijos naturales y putativos, a las mejores posiciones políticas a nivel nacional, y surgió una elite.
Esa élite hoy está encaramada en sus entrañas, sin permitir la llegada de otros cuadros y peor, sin abrir los espacios a otras generaciones. El poder se concentro en unos cuantos y no hubo, ni hay oxigenación política.
Los resultados de la última Asamblea Nacional, que permitirán a Alejandro Moreno perpetuarse en la dirigencia nacional, (Si el Tribunal Electoral Federal lo permite), no es el PRI, ni el partido nacionalista de Lázaro Cárdenas.
Se está hablando hoy de una franquicia política que genero posiciones políticas y dinero fácil, a un grupusculo y cómo ya no la tienen unos y otros la usufructuan hasta la última gota de poder. Por eso es la pelea.
La descomposición y el momento histórico que vive este partido, es en parte resultado a la permisividad de las Ley Electoral vigente avalada por el IFE y los partidos que aún dominan al Instituto, lo que obliga a mirar no al futuro, sino al presente y abrir el camino a las elecciones primarias, que garanticen la democracia interna que hoy es solo una palabra vacía que se usa para sostener liderazgos inexistentes.